Algunos árboles en la región de Kalgoorlie de Australia Occidental, concretamente eucaliptos, están atrapando partículas de oro desde el subsuelo mediante sus raíces y las suben hasta sus hojas y ramas, donde quedan depositadas.
El descubrimiento lo ha hecho el equipo del geoquímico Mel Lintern, de la CSIRO (por las siglas del inglés "Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation") de Australia.
El eucalipto actúa como una bomba hidráulica. Sus raíces se extienden hasta decenas de metros bajo tierra y bombean el agua que contiene el oro. Puesto que el oro succionado seguramente resulta tóxico para la planta, en vez de retenerlo en su interior, el vegetal lo expulsa hacia las ramas y finalmente a la superficie de las hojas donde se acumula y luego puede desprenderse.
El descubrimiento difícilmente iniciará una nueva "fiebre del oro", ya que las "pepitas" ofrecidas por los eucaliptos tienen un diámetro que equivale a la quinta parte del grosor de un cabello humano. Sin embargo, los autores del hallazgo sí creen que las hojas podrían ser usadas en combinación con otras herramientas como una técnica de exploración más barata y más respetuosa con el medio ambiente para buscar yacimientos de oro en el subsuelo, puesto que las hojas de estos árboles o la parcela de suelo justo bajo sus ramas podrían indicar, con la sutil presencia mayor de lo normal de las diminutas partículas de oro, que hay yacimientos de oro a unas decenas de metros bajo tierra.
Tomando muestras de la vegetación de un sitio, y analizándolas en busca de trazas de minerales, es factible formarse una idea bastante precisa e inequívoca sobre lo que está ocurriendo en el subsuelo sin la necesidad de perforar el terreno. Es una forma de buscar minerales más selectiva con menor costo económico y medioambiental.
Los eucaliptos son tan comunes en Australia y en otros países, que esta técnica podría ser aplicada ampliamente en muchas zonas. Quizá también se la pueda utilizar para buscar otros metales, como por ejemplo zinc y cobre.
Utilizando un detector en el Sincrotrón Australiano, de la CSIRO, el equipo de investigación pudo localizar y ver oro en las hojas de eucalipto. El sincrotrón produjo imágenes que delatan la presencia del oro, que de otra forma habría sido imposible de detectar.
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