Más allá de que la moda sea extraña, los médicos y oftalmólogos nipones están alarmados por el elevado número de casos de jóvenes que están llegando a sus consultas con infecciones oculares propias de otras zonas del cuerpo, heridas en la córnea y todo tipo de irritaciones en los ojos.
Las cifras son sorprendentes: 1 de cada 3 estudiantes japoneses reconoce haber practicado el oculolinctus en alguna ocasión.
Los profesores fueron los primeros en alertar sobre esta tendencia, al ver que en pocas semanas muchos alumnos se presentaban en los centros educativos con parches en los ojos o con gafas de sol. La moda se extendió como la pólvora por todo el país y ahora amenaza con contagiarse al resto del planeta.
Lo que empezó como una práctica atribuida a la tribu urbana denominada Emos podría acarrear graves consecuencias para la vista, llegando a provocar ceguera, según declaró la Asociación de Oftalmología de Japón.
No sobra mencionar que en este juego erótico suele haber una transmisión de bacterias y de materiales abrasivos que se encuentran en la saliva y que causan lesiones graves en los globos oculares.
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