En la NBA, siempre hay tiempo para el espectáculo. En la pista de los Detroit Pistons, durante un descanso en el encuentro contra los Knicks de Nueva York, un niño protagonizó una escena memorable en el habitual pique de bailes. Las cámaras se centraron en él y el público enloqueció con el pequeño, que desafío a uno de los empleados del pabellón.
Empezó con gracia y reaccionó con agilidad cuando se vio en la pantalla del recinto. Parecía que su minuto de gloria se había acabado cuando se centraron en un trabajador que estaba en una de las bocas que llevan a los asientos y la cámara volvió a él. El pique fue fantástico y el niño fue el vencedor moral.
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