La entidad Amnistía Internacional solicitó a Irán detener las ejecuciones en dicho país e informó que ya son 508 personas quienes murieron en lo que va del año. La última ejecución fue a un hombre condenado por tráfico de drogas quien fue encontrado con vida en un depósito de cadáveres un día después de ser ahorcado.
Alireza M, de 37 años fue ahorcado la semana pasada en la prisión de Bojnourd y fue un médico quien lo declaró muerto tras permanecer colgado 12 minutos, pero cuando la familia acudió al día siguiente a recoger su cuerpo, descubrió que respiraba.
El hombre se recupera actualmente en un hospital y, según un familiar, sus dos hijas son ahora "las más felices del mundo" al saber que su padre sigue vivo. Sin embargo, un juez ya ha advertido de que será ejecutado "en cuanto los médicos confirmen que su estado de salud es suficientemente buena".
"Las autoridades iraníes debe detener inmediatamente la ejecución de 'Alireza M' y emitir una moratoria a todas las demás. La perspectiva de que un hombre pueda enfrentarse a la horca por segunda vez, después de haber pasado todo el proceso una vez, pone de manifiesto la crueldad y la falta de humanidad de la pena de muerte", precisó Philip Luther, director de Amnistía Internacional.
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