No fue casual que el senador republicano Ted Cruz cambiara anteayer sus tradicionales botas texanas por unas cómodas zapatillas deportivas. Para la quijotesca tarea que se había propuesto cumplir necesitaba, al menos, un calzado cómodo.
El representante del movimiento ultraconservador Tea Party había prometido que hablaría en el Congreso en contra de la reforma sanitaria de Barack Obama hasta no ser capaz de "mantenerse en pie". Y eso fue lo que hizo: habló y habló, ininterrumpidamente, durante 21 horas y 19 minutos.
Recurriendo a la táctica conocida como "filibusterismo", que pretende bloquear la aprobación de una ley mediante un discurso de larga duración, el senador hispano dominó por completo, anteanoche, el debate en la Cámara alta y pronunció un soliloquio que figura quinto entre los más prolongados del Senado desde que comenzaron a hacerse registros, en 1900.
Parado frente a un recinto casi vacío, Cruz, de 42 años, comenzó su maratón verbal cuestionando la reforma de salud de Obama. Pero a medida que pasaban las horas, sus críticas se agotaban y no tuvo más remedio que empezar a divagar: disertó sobre el papel de Darth Vader en la Guerra de las Galaxias ; recordó su vocación de pirata cuando era niño; leyó los tuits que le llegaban de ciudadanos a su smartphone .
También recordó pasajes de la Biblia; compartió experiencias familiares; opinó sobre el actor Ashton Kutcher.
Fueron todos temas anecdóticos comparados con el que ofreció a las 20, cuando se dio el gusto de leerles en vivo y en directo a sus hijas uno de los cuentos del clásico infantil de Dr. Seuss para que se fuesen a dormir. Muchos de sus correligionarios del Capitolio ya lo habían hecho.
El objetivo de esta obstinada estrategia era retrasar el inicio del proceso de votación en la Cámara alta, de mayoría demócrata, de la propuesta de ley aprobada la semana pasada en la Cámara baja, dominada por los republicanos, que prevé proporcionar fondos suficientes al Estado para evitar el bloqueo total y para que pueda afrontar sus gastos hasta el 15 de diciembre.
El problema radica en que la condición para ello incluida en la iniciativa era que se retirasen los fondos federales a la reforma de salud alentada por Barack Obama, algo que rechazan tajantemente los demócratas, que adelantaron que eliminarán esa cláusula de la propuesta, precisamente lo que Cruz quería evitar.
El esfuerzo de Cruz no pasó así de ser un mero gesto político, calificado incluso de "falso filibusterismo", ya que el líder demócrata del Senado, Harry Reid, había agendado para ayer la primera votación, en la que por unanimidad se decidió poner fin a los tiempos de debate de la iniciativa y pasar a su discusión, reforma y eventual aprobación.
Además, el senador ultraconservador no contaba con el respaldo de la cúpula republicana, que temía que su polémica estrategia pudiese tener consecuencias negativas para el propio partido.
Y es que el trasfondo es más que grave: de no lograr el Congreso aprobar un presupuesto antes del 30 de septiembre, Estados Unidos podría verse obligado a "cerrar el gobierno", dado que se quedaría sin dinero para pagar a sus funcionarios y servicios el 1° de octubre, algo de lo que la opinión pública podría acabar responsabilizando a los republicanos en vez de a Obama, como pretendía la oposición.
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